El pueblo español de Canena por fin ha encontrado a sus vecinos más
pobres, a los que podrá entregar la herencia que dejó en su beneficio
un militar retirado, viudo y sin hijos, que falleció el pasado mes de
marzo. Un total de 39 personas presentaron solicitud y "certificado de
pobreza" en el ayuntamiento, cuyo alcalde, Ángel García, fue el
encargado de leer hoy la resolución de la comisión. Once son las
personas que se repartirán la herencia, tres fincas de olivos valoradas
en 200,000 euros, después de que una comisión, formada por el alcalde,
el juez de paz y el cura, les considerara las más necesitadas del
pueblo.
Esta historia comenzó cuando Antonio Bautista falleció y dejó en su testamento todos sus bienes para sus sobrinos, a excepción de las tres fincas citadas, a las que podrían optar los pobres que estuvieran empadronados en Canena antes de la fecha de su muerte. Según el acta de la comisión, hubo "un gran nivel de igualdad entre todas las solicitudes, lo que ha motivado que haya existido una gran dificultad a la hora de efectuar el reparto".
El alcalde recordó que tras conocer el testamento del militar, la primera dificultad fue saber qué se entendía por pobre, sobre todo teniendo en cuenta que en Canena no hay "pobres de solemnidad". Tras seleccionar a los once beneficiarios, se crearon otros tantos lotes, procurando que su valor fuera similar, que posteriormente se adjudicaron por sorteo.
Este gesto de Don Antonio Bautista era noble de su parte, pero me recuerda de una herencia aún más generosa e inmerecida; hablo de la herencia que Dios nos ha dado en Cristo Jesús. En gran manera la Biblia compara la salvación con la herencia que alguien dejaría a sus hijos. Es más, la palabra "testamento" que ocupamos en referencia de las dos secciones principales de la Biblia son referencias a nuestra herencia en Cristo. Otra cosa semejante a lo que hizo Don Antonio era que Cristo mismo nos dijo que si fuéramos "pobres en espíritu" recibiríamos el reino de los cielos. También nos dijo claramente, "Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra" (Mateo 5:3,5).
Todos los testamentos que otorgan una heredad tienen requisitos para indicar cuales serán los que recibirán la herencia. El mismo es verdad para la heredad de Dios. Él ha dejado una rica herencia para Sus hijos. La pregunta es si eres un hijo de Dios o no. Dice la Biblia, "En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre" (Juan 1:10-12).
PARA ENTERARNOS DE LA MAGNITUD DE NUESTRA HERENCIA, TENEMOS QUE LEER EL TESTAMENTO.
(Colosenses 3:24) sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís.
Esta historia comenzó cuando Antonio Bautista falleció y dejó en su testamento todos sus bienes para sus sobrinos, a excepción de las tres fincas citadas, a las que podrían optar los pobres que estuvieran empadronados en Canena antes de la fecha de su muerte. Según el acta de la comisión, hubo "un gran nivel de igualdad entre todas las solicitudes, lo que ha motivado que haya existido una gran dificultad a la hora de efectuar el reparto".
El alcalde recordó que tras conocer el testamento del militar, la primera dificultad fue saber qué se entendía por pobre, sobre todo teniendo en cuenta que en Canena no hay "pobres de solemnidad". Tras seleccionar a los once beneficiarios, se crearon otros tantos lotes, procurando que su valor fuera similar, que posteriormente se adjudicaron por sorteo.
Este gesto de Don Antonio Bautista era noble de su parte, pero me recuerda de una herencia aún más generosa e inmerecida; hablo de la herencia que Dios nos ha dado en Cristo Jesús. En gran manera la Biblia compara la salvación con la herencia que alguien dejaría a sus hijos. Es más, la palabra "testamento" que ocupamos en referencia de las dos secciones principales de la Biblia son referencias a nuestra herencia en Cristo. Otra cosa semejante a lo que hizo Don Antonio era que Cristo mismo nos dijo que si fuéramos "pobres en espíritu" recibiríamos el reino de los cielos. También nos dijo claramente, "Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra" (Mateo 5:3,5).
Todos los testamentos que otorgan una heredad tienen requisitos para indicar cuales serán los que recibirán la herencia. El mismo es verdad para la heredad de Dios. Él ha dejado una rica herencia para Sus hijos. La pregunta es si eres un hijo de Dios o no. Dice la Biblia, "En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre" (Juan 1:10-12).
PARA ENTERARNOS DE LA MAGNITUD DE NUESTRA HERENCIA, TENEMOS QUE LEER EL TESTAMENTO.
(Colosenses 3:24) sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís.
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