Un pastor estuvo de vacaciones en Tennessee, Estados Unidos, con su
esposa después de un período de trabajo ajetreado. Le hacía mucha falta
un buen descanso y tiempo con su esposa. Una noche encontraron un
restaurante simpático y se acomodaron para disfrutar una noche quieta
entretanto que cenaban. Estaban esperando su comida cuando vieron un
caballero canoso yendo de mesa en mesa visitando a los clientes.
"Espero que este hombre no se pare a hablar con nosotros" susurró el
cansado ministro a su esposa. Pero momentos después el distinguido
varón llegó a su mesa y sin ser invitado comenzó a conversar con ellos
haciendo preguntas de una manera amable. Cuando se enteró
que eran pastores dijo, "Os quiero contar una historia" y con esto se
sentó. Viendo que no se iban a deshacer fácilmente de su visita no
invitada el pastor gimió interiormente.
El hombre extendió su mano para saludar y dijo, "Mi nombre es Ben Hooper y nací no muy lejos de este lugar al otro lado de las montañas. Mi mamá no estaba casada cuando nací de manera que lo pasé difícilmente durante mi niñez. En la escuela los niños me tenían un apodo que no era muy grato. Siempre me sentaba a solas porque me decían cosas que me herían profundamente. Lo peor era cuando íbamos al pueblo en los fines de semana porque sentía que los ojos de todo el mundo estaban quemando hoyos en mi espalda y preguntando quién era mi padre.
Cuando tenía como doce años, un nuevo predicador llegó a nuestra iglesia. Yo siempre entraba tarde y salía temprano, pero un día el pastor despidió el culto tan repentinamente que me pilló y tenía que salir con toda la congregación. Sentía que todo el mundo me estaba mirando. Para colmo cuando llegué a la puerta sentía una mano sobre mi hombro. Alcé la vista para ver el pastor mirándome directamente a mis ojos y me preguntó, 'Hijo, ¿Quién eres? ¿Quiénes son tus padres?' Cuando me hizo esta pregunta sentí como el peso del mundo entero vino sobre mí. Era como una nube negra porque pensaba que aún el pastor se burlaba de mí. Pero él contempló mi rostro y sonrió ampliamente. '¡Esperate!'exclamó, 'Yo sé quién eres y ya veo claramente de cuál familia eres. ¡Tú eres un hijo de Dios!' Con esto me dio una palmada en la espalda y dijo, 'Muchacho, tienes una gran herencia. ¡Echa mano de ella! Estas palabras cambiaron mi vida y jamás las olvidaré." Con esto el Ben Hooper estrechó las manos del pastor y su esposa y se despidió de su mesa para saludar a otras personas en el restaurante.
Entretanto que se alejaba el Señor Hooper, el pastor que también era nativo de Tennessee recordó su historia de este estado y sabía que en dos ocasiones Tennessee había tenido gobernadores que nacieron fuera de matrimonio. Uno de ellos se llamaba Ben Hooper.
No importa cuál haya sido tu vida pasada o tu situación familiar, si has nacido de nuevo, eres ahora un hijo de Dios y miembro de una nueva familia.
LA FAMILIA EN QUE NACISTE SOLAMENTE DETERMINA QUIÉN ERES SI NO HAS NACIDO DE NUEVO.
(I Pedro 1:18-19) sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo.
El hombre extendió su mano para saludar y dijo, "Mi nombre es Ben Hooper y nací no muy lejos de este lugar al otro lado de las montañas. Mi mamá no estaba casada cuando nací de manera que lo pasé difícilmente durante mi niñez. En la escuela los niños me tenían un apodo que no era muy grato. Siempre me sentaba a solas porque me decían cosas que me herían profundamente. Lo peor era cuando íbamos al pueblo en los fines de semana porque sentía que los ojos de todo el mundo estaban quemando hoyos en mi espalda y preguntando quién era mi padre.
Cuando tenía como doce años, un nuevo predicador llegó a nuestra iglesia. Yo siempre entraba tarde y salía temprano, pero un día el pastor despidió el culto tan repentinamente que me pilló y tenía que salir con toda la congregación. Sentía que todo el mundo me estaba mirando. Para colmo cuando llegué a la puerta sentía una mano sobre mi hombro. Alcé la vista para ver el pastor mirándome directamente a mis ojos y me preguntó, 'Hijo, ¿Quién eres? ¿Quiénes son tus padres?' Cuando me hizo esta pregunta sentí como el peso del mundo entero vino sobre mí. Era como una nube negra porque pensaba que aún el pastor se burlaba de mí. Pero él contempló mi rostro y sonrió ampliamente. '¡Esperate!'exclamó, 'Yo sé quién eres y ya veo claramente de cuál familia eres. ¡Tú eres un hijo de Dios!' Con esto me dio una palmada en la espalda y dijo, 'Muchacho, tienes una gran herencia. ¡Echa mano de ella! Estas palabras cambiaron mi vida y jamás las olvidaré." Con esto el Ben Hooper estrechó las manos del pastor y su esposa y se despidió de su mesa para saludar a otras personas en el restaurante.
Entretanto que se alejaba el Señor Hooper, el pastor que también era nativo de Tennessee recordó su historia de este estado y sabía que en dos ocasiones Tennessee había tenido gobernadores que nacieron fuera de matrimonio. Uno de ellos se llamaba Ben Hooper.
No importa cuál haya sido tu vida pasada o tu situación familiar, si has nacido de nuevo, eres ahora un hijo de Dios y miembro de una nueva familia.
LA FAMILIA EN QUE NACISTE SOLAMENTE DETERMINA QUIÉN ERES SI NO HAS NACIDO DE NUEVO.
(I Pedro 1:18-19) sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo.
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