Un nuevo estudio acreditado ha comprobado rotundamente que el estar
sobre peso achica los años de tu vida. Es una ciencia común de que la
gordura corporal contribuya a padecimientos potencialmente mortíferas
como la embolia, diabetes y enfermedades cardíacas. Estos peligros
aumentan prolíficamente si el individuo fuma y/o tiene alrededor de los
40 años de edad. "Estar sobre peso te resta entre tres y siete años de
vida" dijo el Dr. Robert Eckel. Este estudio realizado por
investigadores holandeses tomó datos reunidos de 3,457 adultos entre
las edades de 28 a 62 años entre 1948 y 1990.
La cuestión de nuestra condición física parece ser un tema olvidado o intocable en nuestras iglesias hoy y mucho menos cuando se trata de la obesidad. Con toda sinceridad nadie quiere ofender a su hermano y por eso nunca se menciona. Pero cada vez más los feligreses llegan a nuestros altares pidiendo la oración por algún achaque que esta sufriendo y muchas veces estas aflicciones son el resultado de malos hábitos dietéticos. En raras ocasiones la adiposidad es el resultado de una verdadera anomalía en algunas funciones glandulares en el cuerpo y algunas personas naturalmente son de constitución fuerte y hueso grande; esto se entiende. Pero la gran mayoría de las personas son obesas a causa de la intemperancia con la cantidad de comida que consume, la vida sedentaria, o sea, falta de ejercicio y mucha falta de juicio en lo que come.
Una de las grandes hipocresías que existe en la iglesia es la rotunda condenación del tabaco y la tolerancia que hay sobre los que están sobre peso. No quiero condenar ni uno ni otros, pero vemos predicadores y feligreses gordos y nadie dice nada. Pero el daño de la gordura es igual que el daño que causa la nicotina. No censuran todas las golosinas que ingieren los creyentes, y muchos consuman cantidades horribles de estas cosas. Pero la cantidad de grasas, azúcar, sal y sustancias sintéticas es algo que perjudica el cuerpo funestamente. Argumentamos que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo y el tabaco y el consumo desmesurado del alcohol son dañinas. Pero estas otras cosas resultan en el mismo daño, no obstante casi todo el mundo se sienta con la completa libertad para participar en ellas.
En cuanto al ejercicio citan el famoso versículo, "porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura" (I Timoteo 4:8), como excusa por no mantener el templo en buenas condiciones. Pero debemos considerar con toda sobriedad, que un mínimo de ejercicio riguroso por quince minutos por día tres veces en la semana puede añadir años a tu vida.
Todo creyente debe recordar que el propósito principal de nuestra vida es de dar gloria a nuestro amado Señor Jesucristo. Esto no podemos hacer eficazmente si estamos mofletudos, desbaratados con las enfermedades (que nosotros mismo hemos ocasionado) o muertos. Tu buena salud es la voluntad de Dios para tu vida.
CON LOS AÑOS QUE DIOS ME DA, QUIERO GLORIFICAR A JESUCRISTO.
(Éxodo 15:26) Y dijo: Si escuchas atentamente la voz del Señor tu Dios, y haces lo que es recto ante sus ojos, y escuchas sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque yo, el Señor, soy tu sanador.
La cuestión de nuestra condición física parece ser un tema olvidado o intocable en nuestras iglesias hoy y mucho menos cuando se trata de la obesidad. Con toda sinceridad nadie quiere ofender a su hermano y por eso nunca se menciona. Pero cada vez más los feligreses llegan a nuestros altares pidiendo la oración por algún achaque que esta sufriendo y muchas veces estas aflicciones son el resultado de malos hábitos dietéticos. En raras ocasiones la adiposidad es el resultado de una verdadera anomalía en algunas funciones glandulares en el cuerpo y algunas personas naturalmente son de constitución fuerte y hueso grande; esto se entiende. Pero la gran mayoría de las personas son obesas a causa de la intemperancia con la cantidad de comida que consume, la vida sedentaria, o sea, falta de ejercicio y mucha falta de juicio en lo que come.
Una de las grandes hipocresías que existe en la iglesia es la rotunda condenación del tabaco y la tolerancia que hay sobre los que están sobre peso. No quiero condenar ni uno ni otros, pero vemos predicadores y feligreses gordos y nadie dice nada. Pero el daño de la gordura es igual que el daño que causa la nicotina. No censuran todas las golosinas que ingieren los creyentes, y muchos consuman cantidades horribles de estas cosas. Pero la cantidad de grasas, azúcar, sal y sustancias sintéticas es algo que perjudica el cuerpo funestamente. Argumentamos que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo y el tabaco y el consumo desmesurado del alcohol son dañinas. Pero estas otras cosas resultan en el mismo daño, no obstante casi todo el mundo se sienta con la completa libertad para participar en ellas.
En cuanto al ejercicio citan el famoso versículo, "porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura" (I Timoteo 4:8), como excusa por no mantener el templo en buenas condiciones. Pero debemos considerar con toda sobriedad, que un mínimo de ejercicio riguroso por quince minutos por día tres veces en la semana puede añadir años a tu vida.
Todo creyente debe recordar que el propósito principal de nuestra vida es de dar gloria a nuestro amado Señor Jesucristo. Esto no podemos hacer eficazmente si estamos mofletudos, desbaratados con las enfermedades (que nosotros mismo hemos ocasionado) o muertos. Tu buena salud es la voluntad de Dios para tu vida.
CON LOS AÑOS QUE DIOS ME DA, QUIERO GLORIFICAR A JESUCRISTO.
(Éxodo 15:26) Y dijo: Si escuchas atentamente la voz del Señor tu Dios, y haces lo que es recto ante sus ojos, y escuchas sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque yo, el Señor, soy tu sanador.
Leave a comment