Hace algunos años, el arzobispo de Canterbury se apresuró para alcanzar
un tren en Londres. En su premura, subió al vagón equivocado y llegó a
dar con un vagón que llevaba pacientes de un hospital mental. Todos
estaban vestidos en la ropa particular del hospital.
Justo cuando salió el tren, entró un celador y comenzó a contar pacientes, 1-2-3-4 cuando de repente se encuentra con este caballero distinguido vestido de traje fino con cuello de clero. El sorprendido custodio preguntó, ¿Quién es usted?. Levantando su rostro con dignidad contestó, ¡Soy el arzobispo de Canterbury! Sin perder su ritmo el guardián le apunto con el dedo y siguió contando, 5-6-7-8.
Es imprescindible saber quienes somos en Cristo. En los primeros años de mi vida cristiana uno de mis mentores me dijo, La verdadera humildad es tener un concepto correcto de si mismo.Hace poco estaba en la oficina de una escuela pública y vi este letrero en el escritorio de la secretaria. Decía, La auto estima se alimenta del aliento, de la confianza y del reconocimiento. Se marchita con la crítica.
Esta gran inundación de propaganda sobre el auto estima, que se encuentra aún en la iglesia, es una evidencia que nos indica dos cosas: La gente no sabe lo que Dios ha hecho por ellos y que muchos de los creyentes no saben quienes son en Cristo Jesús. En otras palabras, hay una gran crisis de identidad y muchos no tienen un concepto correcto de ellos mismos.
El Pastor Douglas W. Graves, en su excelente libro, ¿Quién Crees Que Eres? dice tan acertadamente que no eres quien la gente dice que eres. Tampoco eres quien tú crees que eres. Ni siquiera eres quien el mismo Diablo dice quien eres. Sino que somos quien Dios mismo, en Su Palabra, dice que somos. De manera que mi auto estima no se alimenta ni se marchita por el criterio de ningún ser humano si creo lo que Dios ha dicho de mi.
Si usted no ha entregado su vida a Jesucristo, la Biblia dice que eres, ... separado de Cristo, excluido ..., extraño a los pactos de la promesa, sin tener esperanza, y sin Dios en el mundo.(Efesios 5:12) No importa cuan confiado crees que eres, sin Cristo, tu cuadro no es muy favorable que digamos. Es más, tu situación comienza mal y se empeora desde allí.
No obstante, en Cristo: Yo he sido justificado, perdonado y tengo paz para con Dios (Romanos 5:1). Soy libre por siempre de la condenación (Romanos 8:1) Yo no puedo ser separado del amor de Dios (Romanos 8:35-39) He sido adoptado como un hijo de Dios (Efesios 1:5) Yo no he recibido un espíritu de temor o cobardía sino de poder, amor y dominio propio. (II Timoteo 1:7) Yo puedo acercarme confiadamente al trono de Dios (Hebreos 4:16)
EL VERDADERO CREYENTE NO TIENE PORQUE SUFRIR DE UN COMPLEJO DE INFERIORIDAD.
(Romanos 8:37) Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Justo cuando salió el tren, entró un celador y comenzó a contar pacientes, 1-2-3-4 cuando de repente se encuentra con este caballero distinguido vestido de traje fino con cuello de clero. El sorprendido custodio preguntó, ¿Quién es usted?. Levantando su rostro con dignidad contestó, ¡Soy el arzobispo de Canterbury! Sin perder su ritmo el guardián le apunto con el dedo y siguió contando, 5-6-7-8.
Es imprescindible saber quienes somos en Cristo. En los primeros años de mi vida cristiana uno de mis mentores me dijo, La verdadera humildad es tener un concepto correcto de si mismo.Hace poco estaba en la oficina de una escuela pública y vi este letrero en el escritorio de la secretaria. Decía, La auto estima se alimenta del aliento, de la confianza y del reconocimiento. Se marchita con la crítica.
Esta gran inundación de propaganda sobre el auto estima, que se encuentra aún en la iglesia, es una evidencia que nos indica dos cosas: La gente no sabe lo que Dios ha hecho por ellos y que muchos de los creyentes no saben quienes son en Cristo Jesús. En otras palabras, hay una gran crisis de identidad y muchos no tienen un concepto correcto de ellos mismos.
El Pastor Douglas W. Graves, en su excelente libro, ¿Quién Crees Que Eres? dice tan acertadamente que no eres quien la gente dice que eres. Tampoco eres quien tú crees que eres. Ni siquiera eres quien el mismo Diablo dice quien eres. Sino que somos quien Dios mismo, en Su Palabra, dice que somos. De manera que mi auto estima no se alimenta ni se marchita por el criterio de ningún ser humano si creo lo que Dios ha dicho de mi.
Si usted no ha entregado su vida a Jesucristo, la Biblia dice que eres, ... separado de Cristo, excluido ..., extraño a los pactos de la promesa, sin tener esperanza, y sin Dios en el mundo.(Efesios 5:12) No importa cuan confiado crees que eres, sin Cristo, tu cuadro no es muy favorable que digamos. Es más, tu situación comienza mal y se empeora desde allí.
No obstante, en Cristo: Yo he sido justificado, perdonado y tengo paz para con Dios (Romanos 5:1). Soy libre por siempre de la condenación (Romanos 8:1) Yo no puedo ser separado del amor de Dios (Romanos 8:35-39) He sido adoptado como un hijo de Dios (Efesios 1:5) Yo no he recibido un espíritu de temor o cobardía sino de poder, amor y dominio propio. (II Timoteo 1:7) Yo puedo acercarme confiadamente al trono de Dios (Hebreos 4:16)
EL VERDADERO CREYENTE NO TIENE PORQUE SUFRIR DE UN COMPLEJO DE INFERIORIDAD.
(Romanos 8:37) Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
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