Algunos coches vienen equipados con características normales como
elevalunas electrónicas, dirección y frenos hidráulicos y distintivos
semejantes. Pero un hombre en Nuevo Méjico recibió una característica
añadida muy insólita en un vehículo que compró recientemente. Mientras
reparaba los frenos de emergencias descubrió cinco kilos de cocaína
bajo el tablero del automóvil. Si me preguntes dónde compró el mentado
auto te diré; en una subasta de propiedades que la policía había
confiscado de criminales arrestados por sus actividades nefastas.
Gracias a Dios, que el hombre era un ciudadano honrado porque
rápidamente contactó la policía y ellos controlaron la situación. Estoy
seguro que la próxima vez las autoridades van a registrar sus artículos
decomisados con más diligencia.
Pero tal como este hombre adquirió su nueva propiedad sin saber que llevaba en si una cosa mala de los que la tenía antes, muchas veces nosotros recibimos herencias malas de nuestros padres y antepasados. Llamamos estas herencias malas, "maldiciones generacionales" y tienen una multiplicidad de manifestaciones. Por esto hay familias de generación tras generación con mal genio, divorcios, vicios, criminalidad, infidelidad matrimonial, muertes prematuras y cuantiosas cosas por el estilo. El sencillo hecho de que el
mundo está lleno de pecadores y pecado es una gran evidencia de la maldición generacional que recibimos de nuestro padre Adán. Pero aparte de esto, hay espíritus malignos particulares que han sido plagas para ciertas familias cuyos antepasados cedieron lugar a ellos por medio de determinados pecados. Estas entidades se han encargado a destruir la posteridad de ellos.
La Biblia nos dice que "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros. . ." (Gálatas 3:13). Pero muchas de estas maldiciones no son maldiciones de la ley sino que son anatemas que existieron antes de la ley y no a causa de ella. Es más, cuando Dios se reveló a Moisés en el monte Sinaí se presentó a si mismo como, ". . . el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable; el que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación." (Éxodo 34:7).
Las maldiciones generacionales no son cosas ineludibles porque la Biblia nos dice que cuando confesamos nuestros pecados a Él y nos arrepentimos de ellos seremos perdonados. Pero también tenemos que reconocer las plagas de los pecados generacionales y específicamente confesarlos y en el nombre de Cristo, quebrantar el eslabón de esta maligna cadena sobre nuestras vidas y las vidas de nuestros hijos.
SI QUEREMOS SER PERDONADOS, LIBRES O SANOS, NO VIENE AUTOMÁTICAMENTE. TENEMOS QUE PEDIRLO.
(Éxodo 34:6) El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado.
Pero tal como este hombre adquirió su nueva propiedad sin saber que llevaba en si una cosa mala de los que la tenía antes, muchas veces nosotros recibimos herencias malas de nuestros padres y antepasados. Llamamos estas herencias malas, "maldiciones generacionales" y tienen una multiplicidad de manifestaciones. Por esto hay familias de generación tras generación con mal genio, divorcios, vicios, criminalidad, infidelidad matrimonial, muertes prematuras y cuantiosas cosas por el estilo. El sencillo hecho de que el
mundo está lleno de pecadores y pecado es una gran evidencia de la maldición generacional que recibimos de nuestro padre Adán. Pero aparte de esto, hay espíritus malignos particulares que han sido plagas para ciertas familias cuyos antepasados cedieron lugar a ellos por medio de determinados pecados. Estas entidades se han encargado a destruir la posteridad de ellos.
La Biblia nos dice que "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros. . ." (Gálatas 3:13). Pero muchas de estas maldiciones no son maldiciones de la ley sino que son anatemas que existieron antes de la ley y no a causa de ella. Es más, cuando Dios se reveló a Moisés en el monte Sinaí se presentó a si mismo como, ". . . el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable; el que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación." (Éxodo 34:7).
Las maldiciones generacionales no son cosas ineludibles porque la Biblia nos dice que cuando confesamos nuestros pecados a Él y nos arrepentimos de ellos seremos perdonados. Pero también tenemos que reconocer las plagas de los pecados generacionales y específicamente confesarlos y en el nombre de Cristo, quebrantar el eslabón de esta maligna cadena sobre nuestras vidas y las vidas de nuestros hijos.
SI QUEREMOS SER PERDONADOS, LIBRES O SANOS, NO VIENE AUTOMÁTICAMENTE. TENEMOS QUE PEDIRLO.
(Éxodo 34:6) El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado.
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