Un día, un rabino recibió la visita de un hombre muy religioso, muy rico y muy avaro. El rabino le llevó a una ventana. ¿Qué ves?, le preguntó. Veo gente, le respondió el rico. Entonces el rabino lo llevó ante el espejo. ¿Y ahora qué ves?, volvió a preguntarle. Me veo a mí mismo le contestó. El rabino entonces le dijo, Pues, en la ventana como en el espejo, hay un cristal; sólo que el del espejo se halla recubierto por una capa de plata y, a causa de la plata, no se ve el prójimo, sino se ve uno a sí mismo.
No conozco a nadie que alguna vez no ha querido tener riquezas; aunque los motivos podrán variar de una persona a otra. Estoy plenamente convencido del hecho de que no hay nada en si de malo con las riquezas. También sé que el tener mucho dinero hace que la vida sea mucho más complicada. A veces pienso que si en verdad fuera un problema tener riquezas, no me importaría tener esta clase de problema. Pero la verdad es que creo que muchos no tienen riquezas porque tenerlas significaría su ruina. Porque el verdadero problema consiste no en poseer riquezas, sino en ser poseído por ellas. Si mis riquezas controlan mi vida de tal manera que no puedo ser todo lo que Jesucristo ha propuesto para mí en mi vida, mis riquezas han llegado a ser un dios para mí.
Todo es una cuestión de perspectiva. Yo puedo hacer que una moneda sea, supuestamente, más grande que el sol... si lo pongo directamente en frente de mi ojo. De esta manera la pequeña moneda alcanza a tapar objetos millones de veces más grandes que ella. Aveces así exageramos la importancia del dinero. La Biblia dice,
Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. (I Timoteo 6:8)
Yo no creo que alguien es más espiritual porque es pobre. De hecho, ser pobre a veces es evidencia de la destitución y cesantía espiritual. A veces es evidente que si estas personas tuvieron la vida que Jesucristo desea para ellos no estarían en tales condiciones. Pero por el otros lado, tener abundancia tampoco es una indicación de la espiritualidad. Puede ser indicativo de todo lo contrario.
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna. (I Timoteo 6:17-19)
SEA COMO SEA NUESTRA CONDICIÓN ECONÓMICA, NO PODEMOS SERVIR A DIOS Y EL DINERO.
(Proverbios 11:4) No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; Mas la justicia librará de muerte.
No conozco a nadie que alguna vez no ha querido tener riquezas; aunque los motivos podrán variar de una persona a otra. Estoy plenamente convencido del hecho de que no hay nada en si de malo con las riquezas. También sé que el tener mucho dinero hace que la vida sea mucho más complicada. A veces pienso que si en verdad fuera un problema tener riquezas, no me importaría tener esta clase de problema. Pero la verdad es que creo que muchos no tienen riquezas porque tenerlas significaría su ruina. Porque el verdadero problema consiste no en poseer riquezas, sino en ser poseído por ellas. Si mis riquezas controlan mi vida de tal manera que no puedo ser todo lo que Jesucristo ha propuesto para mí en mi vida, mis riquezas han llegado a ser un dios para mí.
Todo es una cuestión de perspectiva. Yo puedo hacer que una moneda sea, supuestamente, más grande que el sol... si lo pongo directamente en frente de mi ojo. De esta manera la pequeña moneda alcanza a tapar objetos millones de veces más grandes que ella. Aveces así exageramos la importancia del dinero. La Biblia dice,
Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. (I Timoteo 6:8)
Yo no creo que alguien es más espiritual porque es pobre. De hecho, ser pobre a veces es evidencia de la destitución y cesantía espiritual. A veces es evidente que si estas personas tuvieron la vida que Jesucristo desea para ellos no estarían en tales condiciones. Pero por el otros lado, tener abundancia tampoco es una indicación de la espiritualidad. Puede ser indicativo de todo lo contrario.
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna. (I Timoteo 6:17-19)
SEA COMO SEA NUESTRA CONDICIÓN ECONÓMICA, NO PODEMOS SERVIR A DIOS Y EL DINERO.
(Proverbios 11:4) No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; Mas la justicia librará de muerte.
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