Entramos en una habitación y vemos dos recipientes de barro colocados
en la mesa al lado del púlpito. Estas jarras proceden de la misma
fabrica, son hechas del mismo material y tienen la capacidad de sujetar
la misma cantidad de substancia. Con todo, son distintas.
Al verter el contenido de una, emana de ella miel. De la misma manera, al derramar lo que hay en la otra, sale vinagre. Cuando se revuelca un recipiente, lo que hay a dentro es lo que saldrá. Hasta que las jarras fueron vaciadas, la apariencia de ambas era idéntica, la diferencia se encontraba en su interior y no se dejaba ver por fuera.
A veces cuando viajo y ministro en distintas congregaciones y miro sobre la gente, veo un mar de rostros lindos, familias apuestas y personas que aparentan ser de lo más agradables. En verdad, cuan bello es encontrar que es así y que estoy en la presencia de hermanos en hermosa comunión con el Señor. O sea, son vasos llenos de la miel que mana del panal.
También me ocurre lo opuesto y después de conocer a fondo a algunos lo que se presentan a primera y simple vista ser utensilios llenos de miel, son en realidad vasos colmados de vinagre y amargura. Muchas veces esta verdad no se manifiesta hasta que una molestia grande perturba al individuo. Jesucristo dijo, ¿Cómo podéis hablar cosas buenas siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Mateo 12:34)
De la misma manera, todo verdadero creyente tiene un tremendo tesoro en su corazón. Tiene a Jesucristo. Pablo lo describió así,
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros.(II Corintios 4:7).
Si Jesucristo esta en tu corazón y reina allí, no importa si la molestia te acontece repentinamente, lo que saldrá es miel, porque esto es lo que hay en ti.
¿Si alguien pudiera tomarte y verter lo que hay en ti ¿Qué saldría? ¿Revelaría la miel de gracia y paciencia, o el vinagre de amargura y sarcasmo? Si ves que hay vinagre en ti, no te desanimas porque Dios, en Su amor, ha manifestado algo en ti que Jesucristo quiere llevar a la cruz y transformar.
CADA DÍA CRISTO NOS QUIERE REVELAR MÁS DE SU GLORIA CUANDO NOS REVELA MÁS DE NUESTRO PROPIO CORAZÓN.
(Salmos 139:23-24) Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno.
Hno. Prince Parker
Al verter el contenido de una, emana de ella miel. De la misma manera, al derramar lo que hay en la otra, sale vinagre. Cuando se revuelca un recipiente, lo que hay a dentro es lo que saldrá. Hasta que las jarras fueron vaciadas, la apariencia de ambas era idéntica, la diferencia se encontraba en su interior y no se dejaba ver por fuera.
A veces cuando viajo y ministro en distintas congregaciones y miro sobre la gente, veo un mar de rostros lindos, familias apuestas y personas que aparentan ser de lo más agradables. En verdad, cuan bello es encontrar que es así y que estoy en la presencia de hermanos en hermosa comunión con el Señor. O sea, son vasos llenos de la miel que mana del panal.
También me ocurre lo opuesto y después de conocer a fondo a algunos lo que se presentan a primera y simple vista ser utensilios llenos de miel, son en realidad vasos colmados de vinagre y amargura. Muchas veces esta verdad no se manifiesta hasta que una molestia grande perturba al individuo. Jesucristo dijo, ¿Cómo podéis hablar cosas buenas siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Mateo 12:34)
De la misma manera, todo verdadero creyente tiene un tremendo tesoro en su corazón. Tiene a Jesucristo. Pablo lo describió así,
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros.(II Corintios 4:7).
Si Jesucristo esta en tu corazón y reina allí, no importa si la molestia te acontece repentinamente, lo que saldrá es miel, porque esto es lo que hay en ti.
¿Si alguien pudiera tomarte y verter lo que hay en ti ¿Qué saldría? ¿Revelaría la miel de gracia y paciencia, o el vinagre de amargura y sarcasmo? Si ves que hay vinagre en ti, no te desanimas porque Dios, en Su amor, ha manifestado algo en ti que Jesucristo quiere llevar a la cruz y transformar.
CADA DÍA CRISTO NOS QUIERE REVELAR MÁS DE SU GLORIA CUANDO NOS REVELA MÁS DE NUESTRO PROPIO CORAZÓN.
(Salmos 139:23-24) Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno.
Hno. Prince Parker
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